No, ya hemos empezado,
no podemos detenernos ahora.
Dijo.
Y empezó a correr el tiempo,
corría,
y corría
como un río caudaloso
sin detenerse nunca.
Y cada hora,
y cada minuto
se repitió a partir de entonces,
todos los relojes avanzaban en
su camino, a veces lentos,
a veces con vehemente entusiasmo,
vamos hacía el futuro parecen gritar
cada uno desde su pared.
Tic, tac,
me suena dentro,
el tiempo ha empezado a correr,
tic, tac,
y no va a detenerse nunca.
There are no reviews yet.